lunes, 4 de marzo de 2013

UN PATRIMONIO DESAPROVECHADO

Foto; EDIFICIO DEL CASINO CENTRAL, DE LA CIUDAD DE LA VEGA, RECUERDO DE UN PASADO DE ESPLENDOR DE LA SOCIEDAD VEGANA. SE ENCUENTRA ABANDONADO, EN ESPERA DE SU HABILITACIÓN




El 12 de octubre de 1924, la entonces emblemática sociedad denominada Casino Central, Inc. inauguró un majestuoso edificio de dos plantas diseñado por el ingeniero Pedro Pablo Bonilla y construido por el maestro Zenón de los Santos. Su estilo arquitectónico se ajustaba a la tendencia del Art Nouveau, y su ubicación corresponde al lugar donde el 4 de marzo de 1844 los veganos se proclamaron independientes y donde al grito de ¡Viva la República Dominicana!, enhestaron por primera vez en el Cibao la bandera nacional.
Esa institución tenía en su haber el prestigio de haber sido corresponsable de que La Vega fuera conocida como “Ciudad Culta” al haber patrocinado, entre otras actividades culturales, la celebración de los Primeros y Segundos Juegos Florales, en el 1915 y el 1924, respectivamente. Por años, esa benemérita institución continuó siendo el centro de los más importantes eventos socio-culturales de esta ciudad.
Su peculiar fachada se caracteriza por los arcos catalanes que muestra en alto relieve, balcones de herrajes curvos apoyados sobre ménsulas y coronada por pináculos en forma piramidal.
El edificio está construido por sólidas paredes de ladrillo, como era la usanza de la época. La primera planta está edificada por áreas destinadas a oficinas profesionales y por años, la parte que conforma la esquina, albergó las oficinas de la entones Rentas Internas, hoy Dirección General de Impuestos Internos.
Un amplio recibidor conduce a la majestuosa escalera de caoba que da acceso a la segunda planta; allí se destaca el antiguo salón de baile con piso en tabloncillos de madera y cuyas paredes estaban adornadas con espejos de cristal de roca, cuyo destino ignoramos. Por el otro lado, están el área social, el bar, el salón de juegos y las dependencias de servicio.
Durante el último decenio y producto de la evolución del país, cambios a los que no fue ajena nuestra comunidad -el modelo de sociedad, en cierto modo elitista, que le dio origen y vida a esa sociedad- fue desapareciendo y con él las instituciones que ese modelo generó. Consecuentemente, la institución legal Casino Central, Inc. parece estar sumida en una especie de limbo jurídico y vemos con preocupación cómo su planta física se deteriora progresivamente, sin vislumbrarse una solución que por lo menos permita a los veganos utilizar la emblemática edificación en beneficio de la comunidad, a sabiendas que por su ubicación, historia y características arquitectónicas y constructivas, sería un lugar ideal para albergar los museos religiosos, de carnaval e historia de La Vega; aparte de que también pudiera utilizarse como escuela para las artes.
Desafortunadamente, una especie de desidia e irresponsabilidad colectiva parece haberse apoderado de sus socios activos y vemos, con profunda pena, que el lugar donde se proclamó aquí la independencia nacional, se enhestó por primera vez en el Cibao la bandera nacional y los veganos recibimos alborozados -el 24 de junio de 1844- la presencia del Padre de la Patria Juan Pablo Duarte, aparte de estar en proceso de deterioro, hoy albergue desenfadadamente una banca de apuestas.
Finalmente, sugiero a los que actualmente administran los bienes de la inerte sociedad Casino Central, Inc., que en correspondencia con los ideales beneméritos de sus fundadores del 1913 y de las prescripciones de los Estatutos Fundamentales aprobados por ellos el 12 de agosto de 1925, en consonancia con la Orden Ejecutiva No.520 del 26 de julio de 1920, procedan a convocar una Asamblea General que determine el destino de los bienes de la sociedad -entre ellos y de manera principal su edificio-, a fin de que puedan ser utilizados en beneficio de la comunidad. ¡No hacerlo constituiría un crimen de lesa veganidad!


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